lunes, 12 de octubre de 2009

29 años: Fmln en victoria y compromiso


Licda. Norma Guevara de Ramirios


Este 10 de octubre se cumplieron 29 años de la fundación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, la organización política más importante creada a finales del siglo pasado, que ha transformado la sociedad salvadoreña, primero derrotando un régimen de dictadura militar, y luego abriéndose paso como partido político hasta que el pasado 15 de marzo ganara la primera victoria electoral en la Presidencia y Vicepresidencia de la República.

El FMLN, por su origen, se distingue del resto de partidos, no sólo por haber sido un movimiento político militar antes de que se firmaran los Acuerdos de Paz con el gobierno del partido Arena en 1992, sino por la consistencia popular de su organización; por sus raíces en la lucha reivindicativa, a favor de la democracia, de la soberanía e independencia nacional. Su edad, reúne y resume décadas de lucha, de la cual es continuador.

La respuesta al régimen dictatorial, oligárquico y pro imperialista, fue la organización de salvadoreñas y salvadoreños que sentían la necesidad de abrir paso a una sociedad diferente. Aquél régimen autoritario era caracterizado por el dominio de las Fuerzas Armadas y de la oligarquía sobre el gobierno, el aplastamiento de cualquier forma de competencia política; en aquél régimen, las diferencias internas de la clase dominante se resolvían con golpes de Estado, con conspiraciones, con simulacros de elecciones y fraudes. El FMLN entonces, surgió como una respuesta y un camino para el cambio.

Las organizaciones que fundaron el FMLN, eran clandestinas, pues todo intento de contraponerse a la dictadura por la vía legal era bloqueada. El Partido Comunista de El Salvador (PCS), Las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” (FPL), El Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS – ERP), la Resistencia Nacional (RN) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), con experiencias y sistemas organizativos parecidos, se integraron para vencer. Cada organización propiciaba la organización popular entre la clase obrera, los campesinos, las núcleos poblacionales marginados, los estudiantes universitarios y de secundaria, en el magisterio y otras capas sociales, de manera tal que a pesar de la represión el tejido social organizado fue extendiéndose y sobre sus luchas, los gobiernos de turno desataron una feroz represión. Se intensificó la lucha armada, para muchos se convirtió en recurso de sobrevivencia. Aquélla cresta de organización popular y lucha, culminó entonces con el compromiso del FMLN de luchar para liberar al país de la opresión.

Los primeros intentos en 1981, no lograron derrocar la dictadura, más bien ésta se rodeó de apoyo externo militar, financiero y político, y el recién surgido movimiento debió aprender a resistir, desarrollarse y avanzar, tal fue su primer divisa después de la ofensiva militar e insurreccional de enero de 1981.

12 años duró la guerra revolucionaria bajo la conducción de la Comandancia General, que supo mantener la unidad, desarrollar el pensamiento, la acción, la organización y combatividad de aquél enorme movimiento clandestino, guerrillero, diplomático y político. Decenas de miles de salvadoreños y salvadoreñas de distintas edades y orígenes socioeconómicos formaran parte del Frente. Nuestro país vivió una confrontación entre la vieja dictadura y un movimiento revolucionario, logró un final negociado que permitió modificar sustancialmente el régimen político y abrir paso a la democracia.

El FMLN pasó a ser partido cumpliendo los requisitos legales mediante acuerdo del Tribunal Supremo Electoral del 14 de diciembre de 1992, debió organizarse inmediatamente para un nuevo escenario de lucha, pero en 1994 se colocó como segunda fuerza política con 21.4% de votos para diputados y 31.7% en segunda vuelta para Presidencia; fue creciendo consistentemente hasta situarse como primera fuerza electoral en 2003. Alcanzar sin embargo, la mayoría absoluta en primera vuelta de la elección presidencial en marzo de 2009, requirió de una estrategia muy bien elaborada y aplicada, que parte de comprender que un programa de cambios en beneficio de la gente requiere sacar a Arena del gobierno.

Ahora recién inicia un nuevo tiempo para El Salvador, el Presidente Mauricio Funes ha empezado a actuar con políticas orientadas a servir a las mayorías, la derecha que sigue siendo mayoría en la Asamblea Legislativa procura limitar el alcance de los cambios; pero esa circunstancia aumenta el compromiso de luchar arduamente en beneficio de la gente, para disminuir ese 40% de familias pobres, la inseguridad y los altos índices de problemas ambientales y de salud. Este 10 de octubre, dirigentes y activistas del Frente recorrieron todo el país para recordar su fundación, rendir tributo a sus héroes y mártires y reafirmar su compromiso de luchar por el cambio.

viernes, 9 de octubre de 2009

HISTORIA DEL FMLN


ORIGEN DEL FMLN
Durante cuarenta años (1930‑1970) el Partido Comunista de El Salvador, PCS, fue la única organización de izquierda que luchó por los ideales de la democracia, la justicia social y autodeterminación nacional. La lucha por estos ideales cobró un gran impulso en los años setenta con el nacimiento de las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL) en abril de 1970, el Partido de la Revolución Salvadoreña (PRS), más conocido como Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), en marzo de 1972; la Resistencia Nacional (RN), como escisión del PRS, en mayo de 1975, y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, PRTC, constituyó el 25 de enero de 1976.

El multifacético proceso de diferentes formas de lucha armada, político‑electoral, económica y social, desplegadas por separado por cada una de las cinco organizaciones durante la segunda mitad de los setenta, aceleró la maduración de la crisis nacional, la cual, junto con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el 19 de julio de 1979, y el estallido de la situación revolucionaria tras el golpe de estado del 15 de octubre de 1979 y la posibilidad de resolver el problema del poder, fueron factores objetivos que estimularon la necesidad de la unificación de la izquierda revolucionaria.

Así, el 17 Diciembre de 1979, en la cresta de la crisis nacional, las FPL, la RN y el PCS suscribieron el primer acuerdo de unidad con la constitución de la Coordinadora Político‑Militar, CPM, cuyo primer manifiesto fue dado a conocer el 10 de enero de 1980. En el mismo se dejaba abierta la posibilidad para que se incorporaran el resto de organizaciones de izquierda y se proclamaba el carácter democrático de la revolución, sus fundamentos históricos, la orientación socialista de la misma y los contenidos programáticos inmediatos.

El 11 de enero de 1980 se constituyó la Coordinadora Revolucionaria de Masas, CRM, integrada por las organizaciones de masas siguientes:

a) Bloque Popular Revolucionario, BPR, de las FPL, nacido el 30 de julio de 1975;
b) el Frente de Acción Popular Unificado, FAPU, de la RN, nacido en septiembre de 1974;
c) las Ligas Populares 28 de Febrero, LP-28 del ERP, nacidas en marzo de 1977, tras las luchas populares en contra del fraude electoral de febrero de ese año;
d) la Unión Democrática Nacionalista, UDN, partido político legal utilizado por el PCS para la lucha política electoral y la creación de la coalición Unión Nacional Opositora, UNO, con los partidos Demócrata Cristiano, PDC, y Movimiento Nacional Revolucionario, MNR, adherido a la socialdemocracia, coalición que ganó las elecciones presidenciales de febrero de 1972 y 1977, victorias electorales arrebatadas con fraudes por la dictadura militar; y
e) la Liga para la Liberación del PRTC nació en abril de 1975 y luego en 1979 se transformó en el Movimiento de Liberación Popular, MLP, quedando así integrada la CRM con todas las organizaciones populares de la izquierda revolucionaria.

Paralelamente, a comienzos de marzo de 1980, se avanzaba en la construcción del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, con las siguientes organizaciones: Movimiento independiente de profesionales y técnicos de El Salvador (MIPTES), Movimiento Popular Social Cristiano (MPSC), desprendimiento importante del Partido Demócrata Cristiano, PDC, Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), de la Internacional Socialista; Federaciones Sindicales; pequeños empresarios así como agrupamientos de militares retirados, incluyendo el Coronel Ernesto Claramont quien fuera candidato presidencial de la Unión Nacional Opositora en 1977, así como personalidades políticas y sociales. Como observadores se afiliaron: La Universidad de El Salvador y la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas ".

Con la confluencia del Frente Democrático Salvadoreño, FDS, que duró 17 días, y la CRM, nació el Frente Democrático Revolucionario, FDR, que hizo su aparición pública el 17 de abril de 1980.

El 22 de mayo de 1980 se constituyó la Dirección Revolucionaria Unificada, DRU, con la participación de las FPL, RN, ERP y PCS, integrada con tres miembros de las Comisiones Políticas de cada uno de esos partidos revolucionarios. En el manifiesto dado a conocer se dijo: "Habrá en adelante una sola dirección, un solo plan militar y un solo mando, una sola línea política".

El 10 de Octubre de 1980 fue creado el FMLN, integrado originalmente con aquellas cuatro organizaciones y luego, en diciembre de ese año, se incorporó el PRTC. Esta decisión precedió al lanzamiento de la Ofensiva General del 10 de enero de 1981, con la cual comenzó el despliegue de la Guerra Popular Revolucionaria propiamente tal.

La profundización de la guerra, la intervención creciente del gobierno de los Estados Unidos en la misma y el nuevo ascenso de la lucha social, fueron factores objetivos que presionaron al avance del proceso unitario. En mayo y junio de 1985, la Comandancia General, además de definir los aspectos fundamentales de la estrategia y el programa para el período, de cara al problema del poder, trazó la línea de avanzar gradualmente hacia un partido unificado y asumir como estratégica la alianza FMLN‑ FDR. La unanimidad dentro del FMLN en todos los aspectos claves de la lucha para el período, permitieron superar obstáculos para el avance del proceso unitario y por supuesto para la lucha.

Desde entonces la unidad fue cada vez más profunda. Las organizaciones miembros dejaron de elaborar líneas y planes propios, y pasaron a ejecutar la líneas y los planes elaborados por la Comandancia General. Así, con línea general, estrategia y planes comunes, se llegó al desenlace negociado de la guerra, a la ejecución de los acuerdos de paz y ‑hasta cierto punto‑ a las elecciones generales de 1994 y, en una carrera contra los tiempos políticos, el FMLN tuvo que transformar sus estructuras y fuerzas que funcionaron para la guerra, en estructuras y fuerzas para la lucha política y social.

Los enemigos del FMLN habían asegurado que al desarmarse desaparecería, pues, sostenían, que su única fuerza descansaba en las armas. La derecha se esforzó por que el FMLN mantuviera atados a la mayoría de sus cuadros al cumplimiento de los acuerdos de paz, de manera de neutralizar sus fuerzas para la lucha política electoral de las llamadas elecciones del "siglo" y asegurar así una derrota estratégica del FMLN y de la revolución, lo cual no ocurrió, sino todo lo contrario.

Después del largo proceso de guerra revolucionaria, la tarea de forjar un nuevo partido no fue fácil, hubo que superar el muro del terror levantado por más de sesenta años de represión, las actitudes mañosas de los políticos de derecha que querían impedir la legalización del FMLN como partido político y las dificultades de la organización del partido a nivel nacional. El trabajo fue enorme, el proceso orgánico multiplicó por varias veces la cantidad de sus miembros y en pocos meses el FMLN se convirtió orgánicamente en el segundo partido político más importante del país.


LUCHA DEL FMLN COMO PARTIDO POLITICO
Luego de superados los obstáculos políticos, el uno de septiembre de 1992 fue firmada la escritura pública de fundación legal del FMLN, contando como testigos de ese acto histórico a Monseñor Arturo Rivera y Damas, Arzobispo de San Salvador y Monseñor Gregorio Rosa Chávez, y fue hasta el 14 de diciembre de ese año, un día antes de finalizado formalmente el cese del enfrentamiento armado, que el Tribunal Supremo Electoral admitió su registro legal y le otorgó al FMLN la personería jurídica. Así quedaban atrás más de sesenta años de lucha clandestina de los revolucionarios y comenzaba una nueva etapa histórica de luchas dentro del marco de la legalidad y nueva institucionalidad generada por el Acuerdo de Chapultepec.

A partir de entonces el FMLN comenzó una intensa jornada de esfuerzos organizativos y de institucionalización del partido, de realización de convenciones municipales y departamentales hasta culminar en la Primera Convención Ordinaria del 4 de Septiembre de 1993. Pese a los grandes esfuerzos de la derecha por debilitar profunda y estratégicamente al FMLN, esa primera Convención fue una demostración de la vitalidad política de que gozaba el FMLN.

No obstante las dificultades internas que impidieron definir la estrategia política electoral, en aquella Convención se aprobó la participación del partido en las elecciones generales de marzo de 1994, se autorizó al Consejo Nacional a concertar coaliciones, pactos y entendimientos políticos que fueren necesarios, se ratificó a los candidatos a la Asamblea Legislativa, se aprobó un documento base de plataforma programática y tomó la decisión de apoyar la candidatura presidencial del doctor Rubén Zamora por la Convergencia Democrática y eligió al doctor Francisco Lima como candidato a la vice‑presidencia de la República. En suma, la primera Convención Nacional preparó políticamente al FMLN para la batalla electoral de marzo‑abril de 1994.

De esas elecciones el FMLN surgió como la segunda fuerza política nacional, con bases electorales y políticas en los 262 municipios del país, resultado completamente inesperado por la derecha. En esas elecciones el FMLN ganó 15 alcaldías y 21 diputados (de un total de 84), con un total de 287 mil votos, equivalentes al 21.39% de los votos válidos.

Independiente de los resultados de esas elecciones, el ERP y la RN, principalmente, optaron por seguir el camino "socialdemócrata" , abandonar las filas revolucionarias y pasarse al campo de la derecha, supuestamente de "centro", llevarse siete de los 21 diputados y crear el Partido Demócrata, PD. Esto último solo después de haber intentado, en la Convención Extraordinaria del 28 de Agosto de 1994, apoderarse del control del FMLN y conducirlo por el camino "socialdemócrata" y, como último esfuerzo, tras haber fracasado en aquel intento, hacer desaparecer al partido y llenar el supuesto vacío que el FMLN dejaría creando el mencionado PD.

En septiembre de 1994, tras la Convención Extraordinaria del 28 de agosto de ese año, quedó evidenciado que la multiplicación de estructuras y recursos de cada partido, paralelas a las del FMLN, habían entrado en conflicto con la necesidad de avanzar con eficacia en la lucha política y social y obstruían el proceso de unificación. Por ello, en su resolución especial de la Segunda Convención Ordinaria del 18 de Diciembre de 1994, resolvió "avanzar con paso firme hacia la unificación del FMLN como un partido democrático, revolucionario y pluralista" y "llamar a los afiliados a trabajar con entusiasmo y seguridad para impulsar la unificación del partido y construir un FMLN más fuerte, más democrático, más ligado al pueblo y sus luchas y, sobre todo, más unido".

Atendiendo esas orientaciones, en junio de 1995, tras varios meses de debates, el Consejo Nacional determinó que el FMLN debía transformarse en un partido de tendencias y, además, en un partido socialista. Ello significaba trabajar por la gradual disolución, durante 1995, de las estructuras de cada partido y organización integrantes del FMLN y dar paso a estructuras únicas. Las convenciones municipales y departamentales que se desarrollaron en adelante, hasta culminar en la Tercera Convención Nacional Ordinaria de los días 17 y 18 de diciembre de 1995, se realizaron con esa perspectiva . Así, por resolución de esta convención, el FMLN dejó de ser un partido de partidos y agrupamientos, y transformarse en un partido de tendencias en transición hacia una nueva fase superior en el proceso de construcción de un solo partido unificado.

La desaparición de las anteriores estructuras paralelas de cada partido le permitió al FMLN preparar la propuesta de estrategia de desarrollo económico y social (abril, 1996), la realización en nuestro país del VI Encuentro del Foro de Sao Pablo ( 26‑28 de julio, 1996), las convenciones municipales y departamentales que culminarían con la IV Convención Nacional Ordinaria, en octubre de 1996, cuyas resoluciones sobre la plataforma electoral y ratificación de candidaturas a la Asamblea Legislativa y Concejos Municipales, dotaron al partido de las herramientas para librar las batallas electorales del 16 de marzo de 1997.
De las elecciones para diputados y alcaldes de marzo de 1997 el FMLN salió fortalecido, obtuvo una importante cuota de poder legislativo y municipal, y por lo mismo con mayores compromisos y responsabilidades ante los desafíos nacionales y los retos internos de democratización y modernización, reforzando su naturaleza revolucionaria, pluralista y socialista.

En la unidad y su profundización ha descansado la fortaleza del FMLN y la convicción de quienes, desde dentro y fuera del país, siguen viendo al partido como la esperanza de los anhelos populares y factor principal de las transformaciones democráticas y revolucionarias que nuestro país necesita.

A partir de julio de 1997 comenzó una intensa jornada de convenciones municipales y departamentales, que culminaron con la realización de la V Convención Nacional Ordinaria, en diciembre de ese año, y de la cual surgieron las nuevas autoridades que guiaron la lucha del partido en las elecciones presidenciales de 1999. Pero, en lugar de terminar con las tendencias como fase de transición, de esa Convención el partido se estructuró en agrupamientos de corrientes de pensamiento, discrepantes entre si acerca de aspectos fundamentales, como, por ejemplo, el proyecto de la revolución democrática, la estrategia política y programa para las elecciones presidenciales de 1999, lo cual incidió en la victoria electoral, en primera vuelta de los neoliberales: de hecho se configuraron y estructuraron dos agrupamientos, el de la corriente revolucionaria socialista y el de la corriente socialdemócrata, en disputa por el control del partido, formalmente en manos de este último agrupamiento (los así llamados renovadores).

La definición de una estrategia electoral con la cual el FMLN enfrentó las elecciones para diputados y concejos municipales del año 2000, diferenciándose tajantemente de la política neoliberal de ARENA, y de la estrategia aplicada por el equipo de conducción anterior (renovadores) para las elecciones presidenciales de 1999, le permitió al partido superar en diputados al partido de gobierno y obtener triunfo en la mayoría de cabeceras departamentales y principales municipios del área metropolitana y gobernar más de la mitad de la población del país.

Pese a ello, la estructuración en grupos alrededor de "corrientes de pensamiento", con funcionamiento incluso paralelo, se acentúo debilitándose la cohesión interna del partido. Fue en la Convención de diciembre del año 2000 que se decidió dar pasos en la dirección de fortalecer la unidad del FMLN: separar las funciones electivas de la Convención para que la misma se dedique a definir estrategias y líneas, dejando en manos de la votación secreta y directa de los afiliados del partido la elección de autoridades del partido y candidatos a cargos de elección popular, en aras de avanzar en la democratización interna del partido y, al mismo tiempo, reformar los estatutos confirmando el carácter revolucionario y socialista del partido, así como no reconocer estructuras paralelas de funcionamiento de agrupamientos o corrientes de pensamiento.

El 25 de noviembre del 2001 se realizaron las primeras elecciones de autoridades del partido, nacionales, departamentales y municipales, mediante voto secreto y directo de los afiliados del partido, claramente identificados con los principales agrupamientos, los revolucionarios y los "reformistas" o renovadores. La victoria surgida de la votación fue contundente a favor de la corriente revolucionaria socialista, y derrotada y fracasada en sus propósitos los renovadores.

Los nuevos organismos de dirección, derivados de los resultados de las elecciones internas, le imprimieron el carácter revolucionario al estilo de conducción y a la lucha política y social del partido, debilitada principalmente por los conflictos internos. En el FMLN dio comienzo a un proceso de unificación y cohesión alrededor de la estrategia de lucha para período, proceso favorecido por la decisión de los "renovadores" o reformistas, de abandonar las filas del partido y la lucha por la revolución democrática.
Así, prepararse para asegurar importantes avances en las elecciones legislativas y municipales del 2003 y organizar un poderoso movimiento social, y, junto a otras fuerzas democráticas, obtener la victoria presidencial en las elecciones del 2004, son las tareas estratégicas principales de este período. Para ello el partido ha comenzado a dar pasos de avance en su proceso de unificación, organizativos, pero sobre todo alrededor de su programa, estrategia y reafirmación de su naturaleza revolucionaria, para actuar en consecuencia con los desafíos y retos históricos planteados, hacer del partido una organización de "luchadores sociales, de trabajar por hacerse llegar "mas pueblo y más revolucionarios "y a "unificarse más"en aras de la lucha por el poder

lunes, 31 de agosto de 2009

Es la hora del recuento y de la marcha unida

Esta reflexión no va dirigida a los gobiernos sino a los pueblos hermanos de América Latina.
Mañana 28 de agosto se iniciará en Argentina la reunión Cumbre de UNASUR cuya trascendencia no puede ignorarse. En ella se debe analizar la concesión de siete bases militares en territorio de Colombia, a la superpotencia norteamericana. Las conversaciones previas de ambos gobiernos se mantenían en riguroso secreto. El acuerdo debía presentarse al mundo como hecho consumado.
En horas de la madrugada del 1º de marzo del 2008, las Fuerzas Armadas de Colombia, entrenadas y armadas por Estados Unidos, habían atacado con bombas de precisión a un grupo de guerrilleros que penetró en una apartada zona del territorio ecuatoriano. Al amanecer, hombres de las tropas élites colombianas transportados en helicópteros ocuparon el pequeño campamento, remataron a los heridos y se apoderaron del cadáver del jefe guerrillero Raúl Reyes, quien al parecer sostenía en esos días un encuentro con jóvenes visitantes de otras nacionalidades, interesados en conocer las experiencias de la guerrilla que desde la muerte del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, hace más de 50 años, sostiene la lucha armada. Entre las víctimas había estudiantes universitarios de México y Ecuador que no portaban armas. El método fue brutal, al estilo yanqui. El gobierno de Ecuador no había recibido advertencia alguna antes del ataque.
El hecho constituyó una acción humillante para el pequeño y heroico país suramericano, envuelto en un proceso político democrático. Se sospechaba fuertemente que la base aérea norteamericana de Manta había ofrecido información y cooperado con los atacantes. El presidente Rafael Correa adoptó la valiente decisión de solicitar la devolución del territorio ocupado de la base militar de Manta, cumpliendo estrictamente los términos establecidos en el convenio militar con Estados Unidos, y retiró su embajador en Bogotá.
La entrega de territorio para el establecimiento de siete bases militares de Estados Unidos en Colombia, amenaza directamente la soberanía y la integridad de los demás pueblos de Sur y Centroamérica con las que nuestros próceres soñaron crear la gran patria latinoamericana.
El imperialismo yanki es cien veces más poderoso que los imperios coloniales de España y Portugal, ajeno por completo al origen, los hábitos y la cultura de nuestros pueblos.
No se trata de estrechos chovinismos. “Patria es humanidad”, como proclamó Martí, pero jamás bajo el dominio de un imperio que ha impuesto al mundo una tiranía sangrienta. En nuestro propio hemisferio los cientos de miles de compatriotas latinoamericanos asesinados, torturados y desaparecidos en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y otros países de Nuestra América, durante las últimas cinco décadas por golpes de Estado y acciones que Estados Unidos promovió y apoyó, demuestran de forma irrebatible lo que afirmo.
Cuando analizo los argumentos con que Estados Unidos pretende justificar la concesión de bases militares en territorio de Colombia, no puedo menos que calificar de cínicos tales pretextos. Afirma que necesita esas bases para cooperar en la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas, la emigración ilegal, la posesión de armas de destrucción masiva, los desbordes nacionalistas y los desastres naturales.
Ese poderoso país es el mayor comprador y consumidor de drogas del planeta. Un análisis de los billetes que circulan en Washington, capital de Estados Unidos revela que el 95 por ciento pasaron por manos de personas que consumen drogas; es el mayor mercado y a la vez el mayor suministrador de armas para el crimen organizado en América Latina, con ellas están muriendo decenas de miles de personas cada año al Sur de su frontera; es el mayor Estado terrorista que ha existido nunca. No solo lanzó las bombas contra ciudades civiles en Hiroshima y Nagasaki; en sus guerras imperiales como las promovidas en Vietnam, Iraq, Afganistán, Pakistán y otros países ubicados a miles de kilómetros de distancia en las que han muerto millones de personas; es el mayor productor y poseedor de armas de destrucción masiva, incluidas las nucleares, las químicas y las biológicas.
Los paramilitares colombianos, muchos de los cuales proceden de los desmovilizados de las Fuerzas Armadas y constituyen, en parte, sus reservas, son los mejores aliados y protectores de los narcotraficantes.
El llamado personal civil que acompañaría a los soldados en las bases de Colombia son, como norma, ex militares norteamericanos perfectamente entrenados, que son después contratados por empresas privadas como Blackwater, que se hizo famosa por los crímenes cometidos en Iraq y otras partes del mundo.
Un país que se respete a sí mismo no necesita mercenarios, ni soldados, ni bases militares norteamericanas para combatir el narcotráfico, ni proteger la población en los casos de desastres naturales, o brindar cooperación humanitaria a otros pueblos.
Cuba es un país sin problemas de drogas ni altos índices de muertes violentas, cuyo número decrece por año.
El único propósito de Estados Unidos con esas bases, es poner América Latina al alcance de sus tropas en cuestión de horas. La alta jerarquía militar de Brasil recibió con verdadero desagrado la noticia sorpresiva del acuerdo sobre la instalación de bases militares de Estados Unidos en Colombia. La base de Palanquero está muy cerca de la frontera con Brasil. Con esas bases, unidas a las de las Islas Malvinas, Paraguay, Perú, Honduras, Aruba, Curazao y otras, no quedaría un solo punto del territorio de Brasil y del resto de América del Sur fuera del alcance del Comando Sur, donde en cuestión de horas, mediante el empleo de sus más modernos aviones de transporte, puede hacer llegar tropas y otros medios sofisticados de combate. Los mejores especialistas en la materia han suministrado los datos necesarios, para demostrar el alcance militar del acuerdo yanki-colombiano. Tal programa, que incluyó el restablecimiento de la IV Flota, fue diseñado por Bush y heredado por el actual gobierno de Estados Unidos, a quien algunos líderes suramericanos demandan el debido esclarecimiento de su política militar en América Latina. Los portaaviones nucleares no se necesitan para combatir las drogas.
El objetivo más inmediato de ese plan es liquidar el proceso revolucionario bolivariano y asegurar el control del petróleo y otros recursos naturales de Venezuela. El imperio, por otro lado, no acepta la competencia de las nuevas economías emergentes en su patio trasero, ni países verdaderamente independientes en América Latina. Cuenta con la oligarquía reaccionaria, la derecha fascista y el control de los principales medios de difusión masiva internos y externos. Nada que parezca verdadera equidad y justicia social tendrá su apoyo.
La emigración de latinoamericanos hacia Estados Unidos es consecuencia del subdesarrollo, y este es consecuencia del saqueo a que hemos sido sometidos por parte de ese país y del intercambio desigual con las naciones industrializadas.
México fue desgajado de América Latina por el Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. La mayoría de los 12 millones de emigrantes ilegales en el primero de esos países son mexicanos y también la mayor parte de los cientos que mueren cada año en el muro de la frontera con aquel país.
Con una población de 107 millones de habitantes, en medio de la actual crisis económica internacional, el índice de pobreza crítica en México se ha elevado al 18 por ciento y la pobreza general alcanza a más de la mitad de sus habitantes.
Nada perturbó tanto la vida de Martí, el Apóstol de nuestra independencia, como la anexión a Estados Unidos. Desde 1889 venía tomando conciencia de que ese era el mayor peligro para América Latina. Soñó siempre con la Patria Grande, desde el río Bravo hasta la Patagonia; por ella y por Cuba dio su vida.
El 10 de enero de 1891 escribió en La Revista Ilustrada de Nueva York un ensayo titulado “Nuestra América”, en el que expresó inolvidables frases: “… ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”
Cuatro años más tarde, después de su desembarco por Playitas en la provincia oriental de Cuba, cuando ya marchaba por los campos insurrectos, sostuvo un encuentro con el periodista del Herald George E. Bryson, el 2 de mayo de 1895. Este le contó que había entrevistado en la Habana al famoso general Arsenio Martínez Campo. El jefe español le dijo que antes de conceder la independencia a Cuba prefería entregarla a Estados Unidos.
De tal forma impactó la noticia a Martí, que el 18 de mayo escribió a su amigo mexicano Manuel Mercado la famosa carta póstuma en la que habla del “…camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de Nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia…”
Al día siguiente, desoyendo el consejo del General Máximo Gómez, quien le indicó permanecer en la retaguardia, solicitó a su ayudante un revolver, cargó contra una tropa española bien posesionada y murió en el combate.
“Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas”, sentenció en su última carta.



Fidel Castro Ruz
agosto 27 de 2009

viernes, 28 de agosto de 2009

La nueva Suramérica

Por Ignacio Ramonet

En El Salvador, la reciente victoria de Mauricio Funes, candidato del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), tiene un triple significado. Por primera vez, la izquierda consigue arrebatarle el mando a la derecha dura que había dominado siempre este país desigual (el 0,3% de los salvadoreños acapara el 44% de la riqueza), con más de un tercio de los habitantes bajo el umbral de pobreza y otro tercio obligado a emigrar a Estados Unidos. Este éxito electoral demuestra, además, que el FMLN tuvo razón al abandonar, en 1992 y en el contexto del fin de la guerra fría, la opción guerrillera (después de un conflicto de doce años que causó 75.000 muertos), y al adoptar la vía del combate político y de las urnas. A estas alturas, en esta región, un movimiento guerrillero armado está fuera de lugar. Ese es el mensaje subliminal que transmite, en particular a las FARC de Colombia, esta victoria del FMLN. Por último, confirma que los vientos favorables a las izquierdas siguen soplando con fuerza en Suramérica (1). Desde la histórica victoria de Hugo Chávez en Venezuela hace diez años, que abrió el camino, y a pesar de las campañas de terror mediático, más de una decena de Presidentes progresistas han sido elegidos por voto popular con programas que anuncian transformaciones sociales de gran amplitud, redistribución más justa de la riqueza e integración política de los sectores sociales hasta entonces marginados o excluidos.Cuando en el resto del mundo, y muy particularmente en Europa, las izquierdas, alejadas de las clases populares y comprometidas con el modelo neoliberal causante de la crisis actual, parecen agotadas y desprovistas de ideas, en Suramérica, estimuladas por la poderosa energía del movimiento social, los nuevos socialistas del siglo XXI desbordan de creatividad política y social. Estamos asistiendo a un renacimiento, a una verdadera refundación de ese continente y al acto final de su emancipación, iniciada hace dos siglos por Simón Bolívar y los Libertadores. Aunque muchos europeos (hasta de izquierdas) lo sigan ignorando -a causa de la colosal muralla de mentiras que los grandes medios de comunicación han edificado para ocultarlo-, Suramérica se ha convertido en la región más progresista del planeta. Donde más cambios se están produciendo en favor de las clases populares y donde más reformas estructurales están siendo adoptadas para salir de la dependencia y del subdesarrollo. A partir de la experiencia de la Revolución Bolivariana de Venezuela, y con el impulso de los presidentes Evo Morales de Bolivia y Rafael Correa de Ecuador se ha producido un despertar de los pueblos indígenas. Asimismo, estos tres Estados se han dotado significativamente, por vía de referéndum, de nuevas Constituciones. Removida en sus cimientos por vientos de esperanza y de justicia, Suramérica ha dado también un rumbo nuevo al gran sueño de integración de los pueblos, no sólo de los mercados. Además del Mercosur, que agrupa a los 260 millones de habitantes de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela, la realización más innovadora para favorecer la integración es la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Sus miembros (2) han conseguido una estabilidad que les ha permitido consagrarse a la lucha contra la pobreza, la miseria, la marginalidad, el analfabetismo, para asegurar a los ciudadanos educación, salud, vivienda y empleo dignos. Han obtenido asimismo, gracias al proyecto Petrosur, una mayor cohesión energética y también un aumento significativo de su producción agrícola para avanzar hacia la soberanía alimentaria. Gracias a la creación del Banco del Sur y de una Zona Monetaria Común (ZMC), progresan igualmente hacia la creación de una moneda común cuyo nombre podría ser el sucre (3). Varios Gobiernos suramericanos (4) dieron, el 9 de marzo pasado, un paso más que parecía inconcebible: decidieron constituir el Consejo de Defensa Suramericano (CDS), un organismo de cooperación militar creado a través de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), organización fundada en Brasilia en mayo de 2008. Gracias a estos recientes instrumentos de cooperación, la nueva Suramérica acude más unida que nunca a su gran cita con Estados Unidos en la Cumbre de las Américas que se celebra en Puerto España (Trinidad y Tobago) del 17 al 19 de abril. Allí, los mandatarios suramericanos debatirán con el nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, quien expondrá su visión de las relaciones con sus vecinos del sur. En su reciente visita a Washington, el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le pidió a Obama que levantase por completo el embargo económico contra Cuba, argumentando que es algo a lo que se oponen todos los países de la región (5). El pasado 11 de marzo, Washington había anunciado que los cubanoamericanos podrán visitar a quien deseen en la isla una vez al año y permanecer en ella tanto tiempo como quieran. Aunque durante su campaña electoral, Obama prometió mantener el embargo parece que se avecina una era de acercamiento entre La Habana y Washington. Ya era hora. Queda pendiente normalizar también las relaciones con Venezuela y Bolivia. Más ampliamente, Washington debe admitir que aquello del "patio trasero" pasó a la historia. Que los pueblos de Suramérica se han puesto en marcha. Y que, esta vez, no se detendrán. Notas:(1) El concepto de Suramérica, del que se proclama partidario el bolivarianismo venezolano, rebasa el de "América Latina". Porque reconoce la participación de las naciones indígenas y de los afrodescendientes; y abarca a países y territorios cuya "latinoamericanidad" sigue siendo cuestionada. En otras palabras, el concepto tradicional de "América Latina" se queda corto para definir el espacio suramericano como conjunto de realidades, desde Río Grande y el Caribe hasta la Tierra de Fuego. (2) Bolivia, Cuba, República Dominicana, Honduras, Nicaragua y Venezuela (Ecuador es país observador). (3) Sistema Único de Compensación Regional. (4) Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. (5) Costa Rica y El Salvador, los dos únicos países de la región que no tenían relaciones diplomáticas con La Habana, anunciaron en marzo pasado su decisión de restablecerlas.

miércoles, 29 de julio de 2009

Memorias del 30 de julio de 1975


Todo comenzó la noche el 25 de julio de 1975, cuando miembros del ejército salvadoreño del Presidente Arturo Armando Molina ocuparon las instalaciones del Centro Universitario de Occidente, CUO (una de las doce facultades de la Universidad de El Salvador, UES, ubicada en el Departamento de Santa Ana).

El objetivo era suspender los preparativos para el desfile bufo, que tradicionalmente los estudiantes realizaban cada 26 de julio. En Santa Ana ese día se celebraban las fiestas patronales y los estudiantes acostumbraban a unirse a los festejos con el desfile bufo como medio de expresión crítica al gobierno de Molina.

Como forma de protesta a la ocupación militar del CUO que representaba una violación a la autonomía universitaria, los estudiantes de la UES en San Salvador convocaron a una asamblea en la que establecieron llevar a cabo una marcha el 30 de julio.

En esa asamblea, una estudiante manifestó tener información que la marcha iba a ser reprimida por el ejército salvadoreño. Y en efecto, días antes el Ministro de Defensa, General Carlos Humberto Romero, había advertido que no iba a permitir ningún tipo de manifestaciones.

Aun con ese riesgo la marcha salió del parqueo de Ciencias y Humanidades de la universidad el 30 de julio a las 4:00 de la tarde, rodeando el Instituto Nacional General Francisco Menéndez, INFRAMEN, para incorporar estudiantes de secundaria que conscientes de la realidad apoyaban las luchas de esa época.

Hasta ese momento, la manifestación parecía normal, los estudiantes como en el resto de ocasiones iban ondeando sus pancartas al ritmo de sus acostumbradas consignas. De pronto, al interior de la manifestación, que formaba cuatro columnas (en igual número de bloques, incluyendo el de la zona occidental), desde el Externado San José hasta el puente a dos niveles sobre la 25 Avenida Norte, se comenzaron a escuchar disparos de armas cortas.

Posterior a ello, se sumaron los disparos de miembros de la Guardia Nacional y de la Policía de Hacienda que con machetes y armas de fuego se hicieron presentes sobre la 3ª. Calle Poniente, lo que produjo la dispersión de la marcha, los manifestantes comenzaron desesperados a buscar la salida.

Algunos estudiantes desesperadamente, saltaron del puente, hacia lo que hoy se conoce como Alameda Juan Pablo II. Ahí algunos se fracturaron las piernas y quedaron tendidos sobre la calle.

Otros llegaron a refugiarse al hospital del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (antiguas instalaciones del ISSS), en donde algunos fueron disfrazados como pacientes para que la Guardia Nacional no los identificara.

Mientras algunos heridos trataban de esconderse al interior del hospital, afuera, en los alrededores del ISSS podían observarse los cuerpos de los estudiantes que uno tras otro habían ido cayendo.

Los médicos y enfermos del ISSS vieron unos 20 cuerpos entre heridos y muertos. No hay datos precisos, pero se menciona que hubo estudiantes desaparecidos y capturados por el ejército.

Aun cuando los médicos del seguro quisieron levantar a los heridos que se encontraban a orillas del hospital, la guardia no les permitió hacerlo, por el contrario a “culatazos” los hicieron retroceder.

Muchos llegaron asustados y heridos quienes posteriormente fueron evacuados en ambulancias del ISSS. Otros quedaron ingresados en el hospital porque estaban gravemente heridos, muriendo algunos en el hospital.

Otros estudiantes, al verse acorralados por las balas y machetes de la guardia y policía trataron de escalar el muro del Seguro, unos lograron escapar, otros cayeron heridos y muertos en manos de los represores.

Las fuerzas represivas, por su parte, llegaban con una tanqueta y continuaban su marcha sobre la 3ª Calle Poniente, ya en el paso a desnivel, abajo del puente en la calle Juan Pablo II, para evitar la presencia de curiosos. Posteriormente, llegó el ejército a levantar a los heridos y muertos, los arrojaron a los camiones y se retiraron, luego llegaron los bomberos y lavaron la sangre.

En menos de 20 minutos, los militares se habían desecho de todas las pruebas que los incriminara con la opinión pública, no obstante, años después continúan vivos en la memoria de estudiantes y en la historia de la UES y del país.

Nota: Este artículo fue elaborado con base a testimonios de tres sobrevivientes y un testigo de los sucesos de la fecha.

Aún no existe una investigación científica que permita precisar el número real de muertos y desaparecidos el 30 de julio de 1975. Según el libro “AGEUS 25 años de lucha” y el Diario Co Latino de la época, algunos nombres de las víctimas son:

Muertos
Carlos Fonseca
Balmore Cortez Vásquez
Sergio Antonio Cabezas
Napoleón Orlando Calderón
Reynaldo Hasbún
Eber Gómez Mendoza
Roberto Antonio Miranda
José María López
Carlos Humberto Hernández
María E. Miranda
José Domingo Aldana

Lesionados y golpeados
Luis Antonio Villafuerte Castellanos
Mario López
Doctor Luis Coreas (quien recibió un impacto de bala mientras observaba desde el ISSS)

Desaparecidos
Morena Nolasco
Elizabeth Iraheta Milla
Julio César Velado
Guillermo Aparicio
Silvia Montano

martes, 14 de julio de 2009

¿Còmo entendemos los jóvenes el Socialismo del Siglo XXI?

Cambios sociales profundos , la prédica de valores en los que creemos, nueva forma de gobierno popular, creación de riquezas a partir de la conciencia, una gigantesca escuela de formación y práctica en principios, soberanía nacional, el derrocamiento de la ignorancia que domina, Estado al servicio del pueblo, un ser social nuevo, sanación de la podredumbre de la corrupción, muerte al egoísmo, muerte al afán de lucro, muerte al individualismo, muerte a la indiferencia.

Gran participación popular organizada, ideología y práctica anti-imperialista, cristianismo redentor, patriotismo, internacionalismo, redistribución de la riqueza, procesos de liberación, de trabajo, de lucha, de creación, de aprendizaje, de justicia, fuente de derechos, restitución de derechos humanos, esenciales, sociales, económicos, democracia directa, movilidad social, cambios educacionales, misiones milagrosas, prioridad: calidad de vida sobre acumulación desmedida.

Eliminación de cualquier forma de discriminación, cambio en la situación de subordinación tradicional, transformaciones radicales en normas y valores, bienestar social, todo esto compone el panorama del cielo que queremos dibujar en la tierra, evolución social, concepción de vida en valores, enseñanza que nos permite saber, educación que nos lleva a hacer, postulado de amor, todo esto es el llamado socialismo.

Para la juventud de Nicaragua, del alma Latinoamericana, de los más diversos lugares de este planeta, para la juventud semilla de maíz nuevo, el socialismo debe ser la alternativa real frente a la demagogia y la tempestad del capitalismo.

Debe ser, sin duda, la vida fecunda con sentido, el regreso al hogar, el poder de decidir desde nuestras capacidades, potencialidades no ajenas, ni extranjeras, debe ser el poder de nuestros propios recursos, el caminar sobre las aguas sin hundirse, la multiplicación de los panes, el amor al prójimo desde las entrañas, el levántate y anda, la satisfacción digna de las necesidades elementales, deber ser el eslabón de la realización, la expresión de la felicidad, el despertar de la conciencia, la voluntariedad en la misión del amor, la restitución de la dignidad, la alegría que moviliza.

El socialismo del siglo XXI, es actual, es de ahora, de este tiempo, de este siglo, de este momento, es el creer en la honradez como autoridad moral, es disposición al sacrificio, es la verdadera democracia, la democracia revolucionaria, es valores que nutren vigores.

Socialismo, para que ya no haya asaltos que intimiden, que roben confianza, esperanza, vidas, en los que la juventud atente contra la juventud en tono amenazante, con palabras que hieren y lo digo con conocimiento de causa: “ si no me das el bolso te degollo”.

Socialismo para revertir este proceso de descomposición social, burda y absurda herencia del capitalismo, producto de la pérdida de valores humanos y cívicos, porque la violencia y la delincuencia parten del capitalismo como modelo que ha priorizado el mercantilismo voraz antes que el desarrollo humano.

Socialismo es realismo y es utopía, es el cambio por frases edificantes como “yo nací en una ribera del Aurauco Vibrador, soy hermano(a) de la lluvia, de la garza, de la rosa y del sol...”, es el reconocer el amor en cada aspecto de la creación, es el saltar de un video del “yo si puedo” para hacerse espíritu y carne iluminado.

Juventud lo bueno es que tenemos la posibilidad de elegir, por nuestro “libre albedrío”, de discernir entre los que nos da la posibilidad de vivir en plenitud: el socialismo, y lo que nos destruye: la oscuridad, la mezquindad, la incertidumbre en fin la razón del capital.

Juventud es momento de aprestamos a la vida en flor, en armonía, solidaridad, fraternidad, libertad e igualdad, retomando la senda de nuestros héroes de luz y verdad que nos dirige a transformar realidades, a salir del angustioso status quo, a despojarnos de egoísmos.

Juventud que se educa con espíritu internacionalista, en los países del ALBA, juventud que busca decidir sobre su propia vida con responsabilidad, juventud que exige respeto y valoración, que no escucha sobre participación, que no lee sobre participación, que vive la participación, que considera la libertad como inspiración y creación.

Juventud que confía en la horizontalidad de la relaciones humanas, la humildad, la autonomía local como derrota de injerencismo, que propone y tiene diversas iniciativas de autogestión, distribución y descentralización, juventud con espíritu de cooperación voluntario, que defiende y lucha por la unidad antes que por la separación, la estratificación o la división en clases.

Juventud el socialismo no es retórica, discurso adornado o bien maquillado, es humanidad en acción, es coherencia, es el(la) maestro(a) que nos recuerda el origen, es el(la) guía interior para llenar el exterior de regocijo, a como aprendí en mis años de escuela socialismo es “en todo amar y servir”.

Ya el Cro. Orlando Nuñez puntualiza algunas ideas objetivas al respecto: “ si en el capitalismo la acumulación es un fin en sí mismo, en el socialismo la acumulación se convierte en un medio para el bienestar social de los trabajadores, productores y consumidores...”

“El socialismo se inicia con el desenmascaramiento y denuncia de las contradicciones y efectos nocivos del sistema capitalista. Continúa como lucha organizada de los trabajadores, productores directos y países que padecen la explotación del trabajo y de los recursos naturales. Y se desarrolla cuando la correlación de fuerzas, política, económica y cultural, favorece al trabajo y al bienestar de la sociedad en su conjunto.”

El despertar hacia un sol de conciencia es el socialismo del siglo XXI para la juventud, es la congruencia impostergable para la formación, para el nacimiento de un ser nuevo, es posibilidad de reeducarnos, mediante la conceptualización, la identificación, el análisis y la comprensión de las diversas propuestas y teorías, valores, derechos y obligaciones, principios, en fin en todos los saberes logrando elevar la conciencia y ser conciencia plena.

Socialismo es integralidad, es alto sentido de pertenencia que se manifiesta en ímpetu valiente y en respeto a la soberanía, es eliminar criterios de consumo y de competitividad para dar paso a criterios de complementariedad y solidaridad.

Para la juventud socialismo no debe ser una abstracción, ni un concepto aislado, deber ser un proyecto de vida, fundamentado en la educación accesible, gratuita, de calidad, sin voracidad, tomando en cuenta las necesidades sociales y en armonía con el medio ambiente, sustentado también en la salud gratuita, que escucha y alienta a superar dolores, como pacientes y no como clientes, en la autoestima que prospera porque esta venciendo la ignorancia, el temor, y se esta instalando la luz del porvenir, colmado en el disfrute de los derechos y en la participación activa por la solución de los problemas con iniciativa propia y no prestada, falseada.

Nuestra labor impostergable, nuestro compromiso, “juventud divino tesoro”, es ser parte y arte del proceso de cambio, darle profundidad al socialismo porque así cada vez menos habrá, hasta la extinción de los vicios generados por el monstruo de dos cabezas lo que hice mención en el escrito anterior: la delincuencia encorbatada, la corrupción privada y pública, la degeneración, la pobreza, niños en la calle, el trabajo infantil, ancianos en mendicidad, la prostitución en su forma tradicional y en la política, la irresponsabilidad materna y paterna, la desinformación, el daño al medio ambiente, la explotación y la división de clases.

Viva el desarrollo fecundo del socialismo porque nos conduce a la mayor suma de felicidad posible:

“Hoy, cuando los motores de nuestras almas tam­bién se ponen a toda revolución, la Patria nos pide cam­biar su realidad mejorando la nuestra. Con solidaridad y una idea común de justicia sumaremos nuestro talento al de los demás y así nosotros mismos aseguraremos la mayor suma de felicidad posible”.